Escuela de Ballet del Teatro Municipal de Santiago
Simon Hidalgo (primer plano)
Fotografia: Esteban Ortiz
Este año de 2010, cuando la patria celebra sus doscientos años de vida independiente, - muy sacudidos por cierto - la Escuela de Ballet del Teatro Municipal de Santiago cumple 50 años dedicados a la formación artística. El caminar de la mencionada institución en esta media centuria no ha sido fácil; pero sí, el aporte al arte y la cultura ha sido permanente y sostenido. Bailarines intérpretes, maestros, coreógrafos y directores han salido de sus aulas en estos 50 años de vida formativa.
NACIMIENTO DE UNA ESCUELA:
Corría el año de 1960, época en que se concreta el sueño que rondaba en la mente y el corazón de la bailarina yugoslava Irena Milovan; otrora ex-primera figura del Ballet de Arte Moderno (BAM), actualmente connotada maestra de renombre internacional. Por aquel tiempo y a un año de haberse conformado el elenco del BAM en 1959, bajo la dirección del fallecido maestro Octavio Cintolesi (hoy Ballet de Santiago), Irena Milovan comprendió que era urgente contar con una escuela formativa, la cual a futuro proveyera de bailarines a la compañía recién creada. Para ello y junto al maestro Octavio Cintolesi, solicitaron a los bailarines del BAM que tuvieran mayor experiencia y que así lo quisieran, pudiesen colaborar con las labores pedagógicas en la incipiente escuela. Es así como encontramos a la misma Irena Milovan junto a Rosario Llansol, más adelante se sumarían Virginia Carlovich y Alan Woodward entre otros; todos ellos, abocados a la tarea de impartir clases sin mayor retribución que las sonrisas y avances de sus entusiastas pupilos.
Podría deducirse que por aquel entonces había una gran voluntad en el profesorado más que método conocido en profundidad; o al menos, revisado en rigor para abordar el proceso enseñanza aprendizaje. Es muy posible que el sistema del “mírame y sígueme y agárrate como puedas”, haya tenido gran valía al menos en sus comienzos... todo esto, con las consiguientes cefaleas para los noveles estudiantes, más las sesudas interrogantes para los aguerridos maestros.. Ahora bien, transcurrido el período de marcha blanca y sumado a las constantes visitas de bailarines, maestros y coreógrafos invitados a la compañía del BAM, se fue creando la necesidad de contar con un sistema y patrón común de enseñanza establecido para incorporarlo a los planes y programas de la Escuela de Ballet. Irena Milovan permanecería en la dirección hasta 1966, año en que la bailarina regresa a Europa. Le sucede en el cargo directivo el maestro Charles Dickson (1966 – 1967), continuando con la bailarina y coreógrafa Blanchette Hermanssen a la cabeza (1968 – 1969); y los próximos diez años (1970 - 1980 ), la dirección recaería en la persona de la ya fallecida periodista y crítico de arte, Sra. Yolanda Montecinos.
ESTABLECIENDO LOS FUNDAMENTOS:
Durante la dirección de Yolanda Montecinos, la escuela se orienta a un objetivo más riguroso y profesionalizante. Las bailarinas Rosario Llansol, Mabel Silvera, Cristina Echelini, junto a los primeros bailarines Haichi Akamine y Carlos Reyes entre otros; cumplían por aquellos días, además de sus responsabilidades artísticas con la compañía, las labores formativas en la Escuela de Ballet. En este período se establece un sistema de enseñanza de al menos 7 años de estudios para la formación de un bailarín, con clases cinco veces a la semana. Se hace necesario entonces, contar con un cuerpo de profesores abocado específicamente a la Escuela, subsanando de esta forma la dependencia de los artistas de la compañía para la realización de las clases. Allí surgieron nombres como Carmen Pulido, Osvaldo Geldres, María Eliana Azocar y Alicia Targarona entre otros; quienes procedían de la antigua troupe del maestro Vadim Sulima, la cual había tenido su apogeo y desarrollo durante la década de los años 50.
Avanzando en el tiempo, llegamos al año 1972; período en que el connotado pedagogo ruso ya fallecido Alexander Prokofiev, asume la dirección del entonces llamado Ballet del Teatro Municipal. Dicho maestro comparte junto a su esposa, un primer sistema de enseñanza metodológica para bailarines y profesores del teatro. De allí en adelante se puede hablar de una escuela un tanto más estructurada, con fundamentos sólidos y respuestas a los vacíos que existían por aquellos años. Según conversaciones sostenidas con bailarines y maestros de la época, los mismos coinciden en que el maestro Alexander Prokofiev vino a esclarecer y asentar lo que faltaba: una metodología. Si bien es cierto, el director y maestro tuvo que partir en un abrir y cerrar de ojos producto de los acontecimientos políticos imperantes en 1973; el mismo, se dio tiempo para terminar las últimas lecciones de metodología en su domicilio particular antes de que fuese subido al avión de regreso a Moscú. Es una realidad que no hubo tiempo para profundizar y realizar el análisis correspondiente a los aspectos metodológicos; pero sí, se puede hablar de un antes y un después en la forma de enseñar a partir del aporte de este maestro en aquellos días. ....”nos dejó una puerta abierta y un camino claro a seguir”... así nos lo refiere Rosario Llansol, ex-primera figura del Ballet del Teatro Municipal y posterior directora de dicha agrupación; quien permaneciera como docente en la escuela desde los inicios de la misma, hasta el momento en que la artista fuera nombrada primera bailarina en la compañía del teatro capitalino.
Por otra parte, la bailarina Paz Montero, quien desarrollara su carrera profesional en Europa; nos relata que por aquellos días, si bien ella misma no estaba interesada en la metodología como para ejercer la docencia – pues su objetivo primero era bailar - declara que este tipo de clases, ayudaba enormemente al bailarín para la mejor compresión y ejecución de la técnica exigida en la sala. Durante este período, Alicia Targarona conocida maestra de Técnica Académica, se iniciaba en todo lo relativo a la metodología; profesora que se mantendría por espacio de 26 años en la Escuela de Ballet produciendo generaciones de bailarines.
AMPLIANDO HORIZONTES:
El regreso en 1980 de Luz Lorca (actual sub-directora del Ballet de Santiago) de la mano de Octavio Cintolesi, proporcionaría a la ex-bailarina del BAM; la oportunidad de reformular, ampliar y consolidar nuevos objetivos y desafíos para la Escuela de Ballet. Durante esta década Luz Lorca, aparte de su cargo en la sub-dirección del Ballet de Santiago, - ahora bajo la atenta mirada del húngaro Ivan Nagy - asumirá la dirección de la Escuela. El principio rector de su administración: La excelencia. Es en esta época donde se potencia el talento ante todo, se incrementa el número de estudiantes varones mediante becas especiales, se firman convenios con las escuelas de Houston, Nueva York y Londres para el perfeccionamiento de los alumnos destacados. Se brinda a los educandos las herramientas necesarias para convertirse en un profesional de la danza. Se les exige al mismo tiempo, esfuerzo, espíritu de superación y sacrificio en pos de la meta.
A poco andar, el talento femenino se ve representado en concursos infantiles de ballet durante los años 1984 - 1987 en el extranjero. Tal es el caso de Lidia Olmos, hoy primera bailarina de la compañía, al igual que Ingrid Fuchlocher y Cherie Mancilla entre otras; regresando al país con sendos primeros o segundos lugares por sus participaciones en Lima. En lo pedagógico, se sumarían nuevos maestros, como es el caso de los ex-bailarines(as) Blanchette Hermansenn, Pedro Vivar (Q.E.P.D), Marta Hertz, Rosa Rivano, Claudio Muñoz, José Luis Sobarzo y Diana Escalante(Q.E.P.D). Por otra parte, la escuela, ahora ubicada en territorio propio después de deambular un par de años por sectores extra muros del coliseo municipal, mantendrá una actividad permanente en lo relativo a difusión, por lo mismo en pocos años se logra un repunte de proporciones llamando poderosamente la atención de los medios. Ante la necesidad de contar con un elenco que cubriera las temporadas de ópera, especialmente aquellas que requerían de un elenco de baile; Luz Lorca, crea en 1982 el Taller Coreográfico anexo a la escuela. Con esta iniciativa el Ballet de Santiago podría abocarse de lleno a sus temporadas y giras nacionales e internacionales; y lo más granado de la escuela, asumiría la responsabilidad de bailar en las óperas. Pasado el tiempo y vistos los avances, sumado a la aceptación del público y la prensa; el elenco se institucionaliza durante 1988 con el nombre de Ballet de Cámara del Teatro Municipal. Contará para ese entonces, con el apoyo de las autoridades corporativas, de la prensa especializada, de los coreógrafos André Prokovsky (fallecido), Jaime Pinto y Luz Lorca, su directora. Posteriormente este conjunto sería dirigido por Claudio Muñoz entre los años 1991 a 1996 y tras un breve receso, tomaría la dirección en 1998 y por espacio de una década aproximadamente, el laureado coreógrafo nacional Jaime Pinto. El período directivo de Luz Lorca en la escuela finaliza cuando es nombrada directora titular del Ballet de Santiago a finales de 1990. Al año siguiente tomará la dirección de la escuela, la ex-bailarina Marta Hertz, por un lapso de cuatro años; quien aparte de su labor docente, ha tenido la responsabilidad igualmente de preparar a las alumnas para concursos y festivales, como así también ha desarrollado labores de repetiteur en ciertas obras del repertorio que promueve la escuela. A partir de 1995 y hasta la fecha, la dirección está en manos del ex-bailarín y coreógrafo Patricio Gutiérrez. Durante esta administración nuevos rostros en el plantel docente se han sumado a través de estos 15 años. Macarena Montecinos, Cyril de Marval, Pablo Aharonian, Edymar Acevedo, Sergio Ortiz y Tamara Kiryak son alguno de ellos. Por otra parte, la destacada maestra y metodóloga titulada en la Escuela del Teatro Bolshoi de Moscú, Sra. Bessie Calderón, - por años maestra de la Escuela y el Ballet de la Opera de Estocolmo - ha aportado estos últimos años, con la revisión de los aspectos metodológicos del sistema Vaganova en la formación de interpretes, tanto con los profesores del plantel como externos a la escuela. Su labor en la casa de estudios artísticos, ha estado centrada principalmente en desarrollar la técnica y limpieza estilística de los alumnos en los cursos superiores, reponiendo además obras del repertorio universal.
Bailarines(as) chilenos como Lidia Olmos, Jacqueline Cortés, Natalia Berríos; Miguel Angel Serrano, César Morales, Paola Georgudis, Paola Hartley, Fernando Moraga y Miroslav Pejic entre muchos otros, son el ejemplo del trabajo férreo y disciplinado que los llevó a grandes desafíos, conquistando un sitial en el arte de la danza. Hoy por hoy, la escuela cuenta con dos promisorias figuras masculinas: Sebastián Concha, que si bien su formación la completó en los Estados Unidos, igualmente es parte muy nuestra ya que sus primeros años de estudios los realizó en los salones de la calle Moneda 759. Sebastián Concha, quien fuera llamado por la prensa como “El niño dorado del ballet” y ganador del Prix de Laussanne 2009; se unirá el año entrante a las filas del Ballet de San Francisco, Estados Unidos. Por otra parte; el juvenil Simón Hidalgo, quien regresó a finales de marzo desde Hungría donde cumpliera una etapa de perfeccionamiento en la prestigiosa Escuela de la Opera de Budapest, se ha reincorporado por estos días , al elenco del Ballet de Santiago. Tal como ellos, muchos alumnos de la escuela... realizaron, están cumpliendo o realizarán el sueño de bailar en un escenario gracias a la visión que un día tuviera Irena Milovan, su gestora principal. La artista yugoslava, hoy artista del mundo; a la distancia mira y sonríe complacida el fruto de la semilla que un día plantó en las movedizas tierras chilenas. ¡¡Gracias Irena Milovan!!
En el deseo sincero de que las autoridades corporativas del Teatro Municipal de Santiago, encuentren las mejores estrategias allegando recursos para dotar de una infraestructura apropiada y salones varios a esta gran casa artística, la cual hoy se ha visto afectada en su sede por efectos del terremoto; saludamos afectuosamente a la Escuela de Ballet del Teatro Municipal de Santiago, a sus directores, maestros, pianistas, administrativos y auxiliares.
¡¡FE L I Z A N I V E R S A R I O...!!
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