Rubén Chayán
“Niño Brujo”
Centro de Documentación de las Artes Escénicas
Teatro Municipal de Santiago
Profundo pesar ha causado en el medio balletómano nacional la inesperada partida de este mundo del artista de ballet Rubén Chayán, bailarín argentino que tuviera destacadísima presencia en la escena nacional a fines de los 70 e inicio de los 80. Rubén Chayán falleció en Mar del Plata el 7 de enero, a la edad de 70 años y víctima de un cáncer a la médula.
La memoria nos lleva al año 1977, cuando el artista argentino - primera figura del Ballet Estable del Teatro Colón de Buenos Aires – irrumpió fascinantemente en la escena nacional. Sin dudas fue una acertada decisión la de Rosario Llansol, directora del entonces Ballet del Teatro Municipal (1975 – 1979) y de los directivos del teatro al incorporarlo a las filas del elenco capitalino.
La aparición de Rubén Chayán (danseur noble por excelencia) en la escena del municipal, llamó poderosamente la atención tanto del habitué como de los bailarines. La elegancia y fineza de su danza, técnica impecable y el brillo de sus saltos destacó notoriamente sobre el contingente masculino del elenco del Teatro Municipal. Obras como “Niño Brujo”, Pas de Deux de “El Corsario” y tercer acto de “Raymonda” fueron la carta de presentación el año de su llegada, dando cuenta del enorme talento de este artista.
Más adelante compartió roles estelares con destacadas solistas del teatro, como lo fueron Verónica Angulo, Norma Velasco, Carmen Pérez y Ma. Fernanda Contreras; como también, junto a las primeras figuras de la época, entre ellas Diana del Solar, Ma. Eugenia Candia, Mirta Furioso, Viviana Lubertino y Sara Nieto. Su estadía en el país se prolongó hasta mediados de 1982, subiendo a escena por última vez en “La Fille Mal Gardée”.
Quizás lo más llamativo de este artista pudieron advertirlo quienes compartieron el día a día con él. Tres cualidades daban cuenta de su integridad: calidez, humildad y sencillez. Lejos de sí estaba el divismo o porte de estrella. De carácter más bien tímido, sonrisa afable y fino sentido del humor; le recordamos dispuesto a colaborar con quien le solicitara ayuda, compartiendo un profundo respeto hacia sus compañeros de baile y no permitiendo jamás la distinción jerárquica dentro de la compañía. Entretenido partenaire para extensas conversaciones y conocedor de las artes en profundidad. Solía ser un grato compañero de tertulias hasta horas avanzadas.
De regreso a su país, dedicó mayormente su tiempo y talento a la formación de nuevos artistas, a la coreografía y la dirección artística. El Ballet Estable del Teatro Colón le tuvo entre sus directores, como así también el Elenco del Ballet Estable de Bahía Blanca al sur de la Provincia de Buenos Aires. Sin embargo, su corazón siempre estuvo en el balneario de Mar del Plata, eligiendo esta última ciudad para entregar la mayor parte de sus enseñanzas.
Iniciada la década del 2000, se radica por un par de años en Cagliari – Italia, donde comparte sus conocimientos, arte y sabiduría con centenares de alumnos que hoy a la distancia le recuerdan y lloran su partida. De vuelta nuevamente al terruño, desarrolla una importante labor como repositor del repertorio y coreógrafo de sus propias obras en distintos elencos de la República Argentina.
Concluimos estas breves palabras dedicadas a un hombre y artista querido y respetado en el medio chileno, quien a través de su arte y su danzar fue aclamado, vitoreado y reconocido en este país por la excelencia demostrada. El público de ballet y tus compañeros de arte, te llevamos por siempre en el corazón. ¡Hasta pronto Rubén...!
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