Publicado por Charles Benner el 1 de Enero de 2010 a las 6:51am
Simón Hidalgo Fotografía: Patricio Melo El imberbe y espigado coterráneo de tan solo 17 primaveras Simón Hidalgo, se encuentra por estos días en tierras húngaras para demostrar su arte ante las exigentes miradas de los maestros de la Escuela de Ballet de la Ópera de Budapest. Una beca otorgada por la Corporación Cultural de Santiago, ha permitido al doncel referido; montar vuelo transatlántico saliendo del terruño por vez primera y enfrentar así, el desafío para su crecimiento y perfeccionamiento en el arte de la danza. Simón, un joven lleno de esperanzas, inquieto con cara de niño aún y fulgor llameante en sus ojos; siente el temor natural que significa alejarse del nido, pero muy seguro a la vez, del conocimiento aprendido en la Escuela de Ballet y el talento que le fuera regalado por el Omnipotente y Soberano Dios Todopoderoso. En la convicción más intima de su ser, el mozuelo tiene la certeza que nació para bailar y tener un lugar en el concierto de la danza. A la edad de su más tierna infancia y ante los ojos curiosos de mamá, el niño Simón, inventaba “pasos y danzas” cuan consumado coreógrafo imitando cisnes y personajes en su pueril imaginación. La familia, personas de trabajo y gran esfuerzo no contaban a la fecha con antecedentes ni vetas artísticas; sin embargo, a Simón le había sido impregnado en su numen el arte del movimiento y la danza. La progenitora guardó por algún tiempo el secreto sobre la gracia de su retoño ante el posible rechazo del padre; sin embargo estuvo atenta y a la edad de 9 años, lo aproximó a la Escuela de Ballet del Teatro Municipal de Santiago. Una vez en el salón de clases, junto a otros postulantes que también rendían examen de admisión frente a la comisión de expertos; nuestro “petit danseur”, se dispuso ha interpretar lo más granado de su repertorio; pero cuan mayúscula sería su sorpresa, al comprobar que una señora... ¡Una de las maestras! ( término absolutamente desconocido hasta entonces para el infante ), se limitó a solicitarle entre otras cosas: una levantada de patita por aquí, una abertura tipo ranita por allá, unos cuantos rebotes más algunos palmoteos para probar el oído y... ¡para afuera! ¡a esperar resultados! ...Una vez reunida la comisión, esta informa a la madre, que Simón había sido aceptado en la Escuela a pesar de un pequeño problema en su espalda. Desde aquel día en adelante, comenzó el romance entre el niño Simón y la Escuela de Ballet. Junto con ello, cumplía sus labores escolares, que en principio no alteró en demasía la elección del infante; no obstante a medida que iba subiendo de cursos en la enseñanza básica y pasando a niveles superiores en la Escuela del Teatro, la cosa comienza a complicarse y a tomar color de hormiga... Debía faltar al colegio, conseguir permisos extraordinarios, inventar dolencias etc, etc, etc... sumado a una verdadera peregrinación de colegio en colegio buscando la flexibilidad horaria... En fin, resultado: durante el 7mo. año básico, abandona la educación formal para rendir exámenes libres. Algo verdaderamente inusual para un chico tan pequeño, pero había que potenciar el llamado y seguir carrera. Por lo mismo, es lamentable que en este país, granado y fértil en cuanto a capacidades artísticas; se pierdan aptitudes, dotes y talentos ( músicos y bailarines especialmente debido a la a edad que deben comenzar a hacer carrera ), por falta de una política educativa adecuada que permita el desarrollo artístico, creativo e interpretativo de los infantes. Hoy día, Simón continúa su enseñanza media rindiendo exámenes en la modalidad libre... Respecto a papá: ¡no se pudo mantener por más tiempo el secreto! Una conversación de mamá con el jefe de hogar quien en primera instancia no parecía estar de acuerdo; le bastó observar al polluelo en una función de la Escuela, para darse cuenta que tenía en casa un talento en potencia y un futuro artista. Es así como Simón cumplió con todos sus estudios y materias en la Escuela de Ballet del Teatro Municipal de Santiago, codeándose con los artistas de la compañía. En tres temporadas, le cupo representar el rol de Fritz en el Ballet Cascanueces; solo hubo de soltarlo en la presente versión 2009, por haber crecido demasiado y ser ya todo un jovencito. Sus inicios en la Escuela fueron primeramente de la mano de Macarena Montecinos, seguido de Patricio Gutiérrez, director y profesor de la Escuela, más todo el staff de formadores; no obstante en su corazón, hay un lugar muy especial para Marta Hertz García; maestra, ex-directora de la Escuela y otrora bailarina del Ballet de Santiago, quien estuvo a su lado durante los momentos difíciles ante la típica pregunta de todo adolescente en formación... ¿Serviré para esto?. Aun así, quien nos convoca al presente artículo, se graduó el año de 2008 con excelencia pasando a integrar el Ballet de Santiago en calidad de pre-aspirante, rango necesario para construir una sólida carrera. Simón Hidalgo, orgullo de sus maestros y compañeros de aula es producto absoluto de la Escuela; chileno de pura cepa con sabor a chicha y empanada. Se confiesa un gran admirador de César Morales Anderson, líder de los bailarines chilenos y primera figura del Birminghan Ballet (Gran Bretaña). Disfruta de todo lo que es propio de los chicos de su edad, eso sí, con mesura y cuidando el instrumento, su cuerpo. Gusta de la música clásica pasando por el rock hasta el reggetón. Su gran aspiración, interpretar algún día al Príncipe Sigfrid en “Lago de los Cisnes” de Piotr Ilich Tchaikovsky. Por otra parte Luz Lorca, coordinadora de la Escuela y sub-directora del Ballet de Santiago, desde principios de 2009 tocó innumerables puertas para conseguir una beca de perfeccionamiento para el pimpollo recién ingresado a la compañía; no tuvo resultados felices, se daba como argumento los efectos de la crisis. De igual forma, no existe la figura “becado” para este tipo de disciplinas en infanto-adolescentes en etapa de escolaridad básico-media; y si las hay, solo es para aquellos que cursan carreras universitarias en dicha rama. Por ello, la Corporación Cultural del Teatro Municipal de Santiago, asumió la responsabilidad en su totalidad enviando a Simón Hidalgo por tres meses ( la nueva promesa nacional ), a manos de Imre Dosza, ex-director del Ballet de Santiago y actual director de la Escuela de Ballet de la Ópera de Budapest. Como chilenos y compatriotas de Simón Hidalgo, compañeros de arte y defensores de la causa, nos sentimos honrados; formulando votos para que la juvenil promesa, sea tocado por la Divina Providencia... le sonría, le sea benévola y le conduzca por el camino del éxito y la prosperidad ¡Y colorín colorado..... este cuento se ha acabado!
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