Hoy es mi último día de Costa Contemporánea, el último día de la mejorinmersión en danza que he podido disfrutar en mucho tiempo. Tanto, que no he conseguido encontrar ni un segundo para actualizar el diario de danza, hasta hoy. Es difícil explicar la experiencia sin estar aquí. Pero lo voy a intentar.
Lejos, muy lejos de la vida cotidiana y de la rutina, llegando al parque natural de Cabo de Gata, en Níjar, Almería, existe un lugar donde disfrutar de la danza de la mañana a la noche. Un lugar que además es un paraíso natural y que en estos días está habitado de personas en movimiento, en transformación, en compañía y, en definitiva, en muy buen rollo.
Desde Madrid el viaje es un poco largo, pero todo se olvida y se deja atrás cuando se comienza a ver el paisaje desértico, montañoso, arenoso, casi lunar, de Almería. Y su línea azul en contraste al fondo. Hemos llegado al mar. Cinco días por delante para dedicarse en cuerpo y mente a la danza, sin olvidar el entorno, la naturaleza y toda la vida que nos rodea en este espacio maravilloso.
En esta IV ediciónde Costa Contemporánea nos acompañan Jordi Cortésy Cobosmika, la compañía creada por Olga Cobos y Peter Mika. Aquí van unos trocitos de lo que hemos estado construyendo estos días:
Con Jordi Cortés hay que quitarse el mandilón de cuadros, es decir, hay que quitarse todos los prejuicios. Pero todos, todos. Y lo demás, aunque no llega rodado, está llegando poco a poco con la ayuda de Jordi y del resto de compañeros. Entre todos, nos vamos dando el empujoncito. En eso consiste el juego, la creación, el descubrimiento del cuerpo y del movimiento propio y del ajeno: en encontrar el empujoncito justo en cada momento. Que no es el mismo para todos, claro. Pesos, contrapesos, ojos cerrados, cuerpos que se reconocen, improvisaciones, energías. Y bastantes risas. Y todo en serio
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Cobosmika, Olga y Peter, son como un Yin Yang. Incluso dando clases por separado, es posible percibir el complemento que nos aporta cada uno de ellos a la clase. Encontrar el centro, sentirse para poder soltarse. Dibujar imágenes tan insólitas como cortar una sandía con un sable de samurái… puede ser mucho más útil de lo que parece. Mientras nos regalan frases para metérnoslas en el bolsillo, nuestro propio lenguaje se va haciendo más rico. Cuantas más palabras tengamos, más frases e historias podremos crear.
Todo esto en una carpa blanca, respirando la brisa de la costa, donde se imparten las 4 horas de clase por las mañanas. Las tardes nos llevan más allá, hasta una playa, un castillo en ruinas… y las noches, dejamos la acción para reposar como espectadores frente a un espectáculo.
Más allá de las clases, están los momentos de compartir una misma pasión con el grupo. Cosas tan triviales como desayunar o irse a dormir se vuelven más especiales cuando están rodeadas de esto.
Lo más curioso de todo es que logras desconectarte de la vida, así que te pones muy contento. Y luego te pones todavía más, al darte cuenta de que, en realidad, la vida es esto.
Gracias a todo el equipo de Costa Contemporánea por hacer esto posible. Y a Pollobarba por acompañarnos con su cámara a todas partes para poder regalarnos estas preciosas fotografías. Gracias a todos los compañeros, por estos días. Nos vemos el año que viene.
Sigue leyendo en el Blog A cuerpo de baile de Sabela Mendoza.
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