Crítica de Ballet
Por Charles Benner
(Desde Chillán)
15 / 08 / 2017
Una fructífera y prometedora alianza entre Hugo Zárate y su Estudio de Danza más la Orquesta Sinfónica Juvenil Claudio Arrau dirigida por Carmen Mella Mora, dieron vida a la pieza musical “Pedro y el lobo” del compositor Sergéi Prokofiev el pasado sábado 12 en el Teatro Municipal de dicha ciudad. El montaje de este cuento musical en formato ballet, fue posible gracias a los fondos otorgados por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Fondart Nacional Convocatoria 2017, proyecto bajo el título “DanzArte”.
Con la presencia de la primera autoridad de la ciudad, el alcalde Sergio Zarzar Andonie, sumado a Juan Pablo Garrido, director de la Escuela de Cultura Artística de Chillán, como también artistas de diversas disciplinas y bailarines tanto regionales como capitalinos, más público general e infantil, repletaron las aposentadurías del teatro premiando con efusivos aplausos la cuarta y última representación del “Pedro y el lobo”
De las páginas musicales del compositor y pianista ruso Sergéi Prokófiev (1891-1953), es “Pedro y el lobo” una de las piezas universalmente más conocidas del autor reuniendo en ellas, una gran riqueza melódica. Una obra programática concebida para un narrador instrumentos solistas y orquesta.
Niño prodigio, a los nueve años estrenaba su ópera “El Gigante”, una primera composición para ser ejecutada por miembros de su familia. Una vez matriculado en el Conservatorio de San Petersburgo, recibió lecciones de maestros como Anatol Liádov (1855 – 1914), Nicolái Rimski Kórsakov (1844 – 1908) y Aleksandr Glazunov (1865 – 1936). Tempranamente manifestó un gusto musical de avanzada para su época lo que le valió el apodo de enfant terrible de la música rusa de la primera década del Siglo XX. Tras los acontecimientos de octubre de 1917, Prokófiev busca en occidente su residencia para componer y desarrollar a la vez su actividad pianística. En 1933 decide volver a su patria, donde desarrolla una nueva etapa en lo musical derivando a un estilo más clásico con un componente melódico mayor. De este período vendrían “Pedro y el lobo”, los ballets “Romeo y Julieta”, “La Cenicienta”, las tres “Sonatas de guerra” para piano, la “Sinfonía N° 5” y la monumental ópera “Guerra y paz” entre muchas otras composiciones.
A finales de 1935, Natalya Sats (1903 – 1993), directora del Teatro Infantil de Moscú, en su interés por despertar en los infantes el gusto por la música, encarga a Sergéi Prokófiev, la composición de una sinfonía para niños. Prokófiev, intrigado, pero motivado a la vez, se entrega de lleno al desafío concluyendo la partitura de “Pedro y el lobo” en tan sólo cuatro días. El estreno fue el 2 de mayo de 1936. En aquella ocasión la acogida no fue del todo feliz. El propio compositor expresaría más tarde: “la asistencia fue pobre y no consiguió atraer mucha atención”
El Ballet
Desde 2008 en adelante el artista transandino afincado en la ciudad de Chillán, y tras una dilatada carrera profesional, se ha constituido en un referente mayor de la danza clásica en el sur de Chile. Su calidad artística, profesional y formativa ha quedado demostrada en el transcurso de estos años al frente de su propio estudio, como también a cargo del Ballet Municipal de Los Ángeles. Su propuesta “Pedro y el lobo”, contempla un aporte visionario, pues va dirigido a un público objetivo, los niños, y con ello despertar el interés y gusto por el estudio de la danza. Por otra parte, la alianza entre el Estudio de Danza que él dirige y la participación de la Orquesta Sinfónica Juvenil Claudio Arrau, son una muestra irrefutable de que las ideas se ejecutan cuando existe disposición y voluntad. Dos instituciones jóvenes referentes de la ciudad marcando un hito en la escena regional.
El elenco de “Pedro y el lobo”, compuesto por elemento local y formado en su propio estudio hablan de un potencial valiosísimo y que junto a los músicos de la Sinfónica Juvenil conforman una plataforma real, aspecto a tomar en consideración por las autoridades competentes en la planificación de temporadas estables de ambos conjuntos en el nuevo teatro de la ciudad chillanense.
En cuanto a la coreografía (Hugo Zárate), podemos observar un lenguaje simple y bastante comprensible al público objetivo. Buen diseño de piso potenciando los recursos existentes y sumado a la solución dramática ejecutada por un narrador. Aspecto que hace muy cercano el ballet para los infantes, como también para los grandes con alma de niños.
Destacamos en esta propuesta la participación de Gabriel Valencia (Pedro), Constanza Vergara (Pajarito) y Monserrat Videla (Gato). De igual forma, es interesante mencionar y destacar la escenografía diseñada por La Maceta y el vestuario firmado por Paula Díaz, pues muchas veces asistimos a ejecuciones de proyectos Fondart, donde la escenografía se resuelve con el mínimo recurso posible y el vestuario cubierto por cualquier trapo de tienda de ropa americana. Este no es el caso, podemos observar que hubo destinación de recursos, elaboración y cuidado en la puesta en escena.
La Orquesta
Carmen Mella Mora, acierta con un buen pulso para el acompañamiento de la danza en esta oportunidad sacando máximo partido de sus músicos en formación, aspecto no fácil para una partita de Sergei Prokófiev. La conductora orquestal ofreció una ejecución elegante, lectura clara para los sones de Prokófiev obteniendo un sonido redondo y a la vez logra el sentido de cuerpo orquestal. Sin duda, una labor in crescendo que irá fortaleciéndose en el tiempo acorde a la madurez técnica y expresivo musical de sus intérpretes. En suma, un excelente trabajo orquestal en modo acompañante.
El Narrador
Sin duda un porcentaje importantísimo para el éxito de esta obra la constituye el narrador. Pedro Villagra, realiza una muy buena exposición del cuento “Pedro y el lobo” donde la articulación y modulación vocal es clara, nítida y fluida. Posee un buen ritmo y un registro que permite adentrarse en el cuento. Exhibe un buen fiato en relación a la orquesta y buena ejecución corporal.