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Instituto Humanista para la Cooperación con los Países en DesarrolloApoya:
Prefectura de Recife Festival Internacional de Dança do Recife Ministerio del Poder Popular para la Cultura / Venezuela Ministerio de Educación y Cultura / Uruguay Instituto de Artes Escénicas y Musicales de Venezuela - IAEM Centro Cultural de España en Sao Paulo - AECID Centro Cultural de España en Buenos Aires - AECID Departamento de África y Caribe en Creación Culturesfrance / Francia Idança.net / Brasil Festival Internacional Panorama de Dança / Brasil Danse Bassin Méditerrannée - DBM Teatro Nacional de Costa Rica Cía. Gilles Jobin / SuizaPrograma
Jueves 9 de octubre 17:30 a 19:00 hs. Presentación pública de la RSD Viernes 10 de octubre 9:30 a 13:30 hs. Taller de capacitación para trabajo en red / Bloque 1: Herramientas metodológicas 15:00 a 19:00 hs. Taller de capacitación para trabajo en red / Bloque 2: Financiamiento y gestión de proyectos colectivos Sábado 11 de octubre 10:00 a 13:30 hs. Jornada sobre Comunicación e integración entre organizaciones y redes / Espacio de reflexión y debate 15:00 a 19:00 hs. Jornada sobre Comunicación e integración entre organizaciones y redes / Puesta en común y acuerdos sobre agendas comunes de trabajo Domingo 12 de octubre 15:00 a 19:00 hs. Taller de capacitación para trabajo en red / Bloque 3: Herramientas de comunicación virtual / Nuevo sitio web de la RSD Lunes 13 de octubre 9:30 a 13:30 hs. Trabajo en grupos sobre proyectos / Planificación 2009-2010 15:00 a 19 hs. Acuerdos sobre proyectos y grupos de trabajo RSD 2009 / Cierre del encuentroInvitados internacionales
Argentina Buenos Aires / Soledad Giannetti / Graduada en Comunicación Social y Periodismo. Posgrado en Gestión Socio- Urbana. Integrante de Senda y del grupo de coordinación metodológica RSD. Buenos Aires / Mercedes Pozo / Bailarina, estudiante del IUNA – Instituto Universitario Nacional de Arte. Integra la Esfera Buenos Aires del Proyecto Laboratorio de colaboración RSD. Bolivia Cochabamba / Ana Cecilia Moreno / Co-directora y fundadora de la Compañía Atempo Danza y del Centro de Arte y Deporte ARDE. Docente del Instituto Laredo en la especialidad de danza. Brasil Río de Janeiro / Isabel Ferreira / productora cultural y coordinadora de proyectos para el Festival Panorama. Coordinadora del Grupo Producción y financiamiento de la RSD. Río de Janeiro / Nayse López / Curadora y crítica de danza, co-directora del Festival Panorama de Dança de Río de Janeiro. Editora de www.idança.net Río de Janeiro / Eduardo Bonito / Gestor cultural, co-director de los festivales Panorama de Dança y Dança em Foco - Festival Internacional de Vídeo & Dança de Río de Janeiro. San Pablo / Nirvana Marinho / Bailarina y teórica de la danza. Coordinadora del proyecto de acervo y videoteca Mariposa. Teresina / Marcelo Evelin / Bailarín, coreógrafo, investigador, docente de improvisación y composición. Director del Centro de Creación do Dirceu, plataforma de investigación y desarrollo de las artes escénicas contemporáneas en el Teatro João Paulo de Teresina. Bahía / Clara F. Trigo / Coordinadora del núcleo de investigación en danza de la Escuela de Danza de la Fundación Cultural del Estado de Bahia. Minas Gerais / Jackeline Castro / Productora. Miembro fundador de la Asociación Cultural de Danza de Minas Gerais. Directora / productora del Programa Pro-Danza, que en 2004 lanzó el Proyecto 1, 2 en Danza. Es la representante de los profesionales de producción en danza en la Cámara Sectorial de Danza. San Pablo / Sonia Sobral / Gerente del Núcleo de Artes Escénicas de Itáu Cultural. Crea y coordina el proyecto Rumos Dança, mapeo brasilero de la danza contemporánea. Fue co-editora del sitio especializado en danza contemporánea Idanca.net. Integrante del Grupo de Integración Regional de la RSD. Chile Santiago de Chile / Constanza Cordovéz / Bailarina, coreógrafa e investigadora. Precursora del registro de la danza contemporánea en Chile a través del Proyecto RAM - Registro Audiovisual de Montajes. Integrante del Grupo de Investigadores de la Danza. Costa Rica San José / Claudio Schifani / Diseñador de sonido para espectáculos de danza y teatro, Director Técnico del Teatro Nacional de Costa Rica, Miembro de la Junta Directiva de la Asociación Nacional de Trabajadores de la Danza, Miembro de la Red Costarricense de las Artes Escénicas y de la Red Centroamericana de Danza / Enlace RCD-RSD. San José / Alejandro Tosatti / Responsable de la coordinación de proyectos internacionales del Teatro Popular Melico Salazar. Director de compañía Diquis Tiquis. Cuba La Habana / Roxana de los Ríos / Directora del Festival de Videodanza de La Habana Ecuador Quito / Tamia Guayasamín / Formada en el Frente de Danza Independiente de Ecuador y en el IUNA de Argentina. Como intérprete participa en obras de Wilson Pico en festivales de Ecuador, Colombia y Bolivia. Desde el 2005 incursiona como creadora, docente y gestora en danza. España Barcelona / Ruy Silveira / Artista portugués radicado en Barcelona, gestor cultural, programador, director de la plataforma cultural La Mekánica. Director del Festival Complicitats. Integrante de la DBM (Danse Bassin Méditerranée / Mediterranean Dance Network). Estados Unidos Nueva York / Marlon Barrios Solano/ Creador de dance-tech.net y productor de dance-tech.tv, plataformas de software social en Internet donde artistas, teóricos y organizaciones comparten su trabajo. Paraguay Asunción / Diana Fuster / Bailarina, docente y coreógrafa de Otrapiel Cía. de danza. Miembro del Consejo Coordinador del Foro Paraguay por la Danza. Estudiante del Postgrado Tendencias contemporáneas de la danza en el IUNA, ciudad de Buenos Aires. Perú Lima / Moira Silva / Estudiante del área de Danza de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Integra la Esfera Lima del Proyecto Laboratorio de colaboración RSD. Lima / Mirella Carbone / Bailarina, maestra y coreógrafa de danza contemporánea. Codirectora del grupo de danza contemporánea Pata de Cabra y desde el año 2003 Directora del Área de Danza y Andanzas de la Universidad Católica Peruana. Suiza Ginebra / Gilles Jobin / bailarín y coreógrafo. Impulsor del proyecto Sur-Sur.info Uruguay Montevideo / Claudia Pisani / Bailarina y docente. Integra la Comisión Directiva de la Asociación de Danza del Uruguay. Desde el 2002 participa en la RSD. Integrante del Grupo de Gestión y del equipo operativo de movimiento.org. Co-organizadora de Diálogos Montevideo. Montevideo / Natacha Melo / Bailarina, docente y gestora cultural. Fundadora de la RSD. Coproductora y coordinadora de varios encuentros y proyectos entre los profesionales de la danza en América Latina. Ha participado en numerosos eventos (conferencias, congresos y proyectos) sobre trabajo en red promoviendo colaboraciones con organizaciones y redes internacionales. Montevideo / Paula Guiria / Coreógrafa y bailarina. Actualmente trabaja en colaboración junto a Andrea Arobba y Florencia Martinelli en el grupo Trust-me. Co-organizadora de Diálogos Montevideo. Venezuela Caracas / Félix Baptista / Antropólogo, docente y bailarín de danza tradicional. Integra el equipo del Programa Escenario Urbano del Instituto Universitario Nacional de Danza – IUDANZA. Caracas / Félix Oropeza / Bailarín y coreógrafo. Docente titular del IUDANZA y Director Artístico de la Compañía Agente Libre de la cual es fundador. Caracas / Adriana Benzaquen / Licenciada en Sociología y artista plástica. Asistente de coordinación de los cursos de posgrado del área PPGA- FLACSO. Colabora desde el 2002 en la comunicación de las Redes PPGA y grupos promotores de proyectos. Integrante del equipo Senda y del grupo de coordinación metodológica RSD. Caracas / Daley Medina / Bailarina, comunicadora social, gestora cultural, Directora de la Secretaría Nacional de Danza del Instituto de las Artes Escénicas y Musicales del Ministerio de la Cultura de Venezuela. Caracas / Oswaldo Marchionda / Antropólogo de la Universidad Central de Venezuela y bailarín de la compañía de danza contemporánea Agente Libre. Subdirector Académico y docente del Instituto Universitario de Danza y coordinador del Grupo de Trabajo de formación de la RSD. Caracas / Nirlyn Seijas / Estudiante de Licenciatura e intérprete de Danza Contemporánea en el Instituto Universitario Nacional de Danza (IUDANZA).EL CUERPO POLITIZADO Y EL CUERPO COLONIZADOLas experiencias de resistencia que se oponen aun cuerpo colonizado, alienado, dócil al sistema hegemónico y sumiso a los diversos modelos de dominación. Estas y otras formas de resistencia serán analizadas este martes 11 de septiembre, durante la ponencia "UN ESPACIO EN DISPUTA: ENTRE EL CUERPO POLITIZADO Y EL CUERPO COLONIZADO a cargo de Diego Marin, Jesús Alegría y los comentaristas invitados Luz Estrada, Pedro Poma y Juan Rivera Larico, Carlos Espinoza, Adan Villegas entre otros. En el marco de las Conferencias “Hegemonía,
EL CUERPO POLITIZADO Y EL CUERPO COLONIZADOLas experiencias de resistencia que se oponen aun cuerpo colonizado, alienado, dócil al sistema hegemónico y sumiso a los diversos modelos de dominación. Estas y otras formas de resistencia serán analizadas este martes 11 de septiembre, durante la ponencia "UN ESPACIO EN DISPUTA: ENTRE EL CUERPO POLITIZADO Y EL CUERPO COLONIZADO a cargo de Diego Marin, Jesús Alegría y los comentaristas invitados Luz Estrada, Pedro Poma y Juan Rivera Larico, Carlos Espinoza, Adan Villegas entre otros. En el marco de las Conferencias “Hegemonía, Cuerpo y Políticas Públicas”. organizado por YANAVICO CASA TALLER, con la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Del Altiplano. Martes 11 de septiembre en la Casa de la Cultura - Municipalidad Provincial de Puno. Hora: 5:00 pm
Las fronteras que se erigen entre lo privado y lo público son contundentes e infranqueables, ¿o no? ¿El cuerpo, la posesión más preciada del sujeto, ya no es de su dominio exclusivo? En la actualidad, la tendencia es que cada vez más las sociedades y los aparatos del Estado gestionan abiertamente la diversidad, regulan la intimidad y postulan al cuerpo como el último de los lugares en los que se condensa lo político. ¿Cuáles son los controles a los que se nos somete y qué expresiones de resistencia se contraponen a estos?
El concepto de identidad ha sido clave en movimientos sociales contemporáneos de carácter reivindicativo, tanto en los feminismos como en las luchas raciales, o las relacionadas con la libertad sexual. La marginación y el agravio común condujeron, en estos casos, a la recuperación de una identidad plural, constructora de un “nosotras/os” que permitiera la identificación de los unos con los otrosLa politización de las existencias sexuales de los cuerpos “ofrece como ventaja el ahuyentar a las diversas orientaciones sexuales de la irrealidad del pensamiento naturista y el determinismo biológico". Lo que hay son identidades culturales que surgen del mercado de consumo, la sexualización, la producción política de cuerpos diferenciados y que están en constante transformación por las relaciones entre cultura, historia y poder. La confrontación entre naturaleza / cultura, biología / destino se ha intensificado en el contexto contemporáneo. la somatizacion constante y las experiencias de resistencia a conducido a una dinámica en continuo proceso de metamorfosis, una suerte de movilidad contingente y transformadora.
Para conocer mejor y entender sus implicancias en el poder económico, académico y político. Te esperamos este martes 11 de septiembre en la Casa de la Cultura - Municipalidad Provincial de Puno. Hora: 5:00 pm
INGRESO LIBRE. Se otorgaran certificados.
YANAVICO Casa Taller es un espacio virtual, con 18 años de agitación cultural, de identidad civil, que comparte y colectiviza experiencias con el fin de socializar conocimientos basados en una praxis popular.
Agradecemos su difusión y asistencia.
YANAVICO CASA TALLER
3ra JORNADA DE CONFERENCIAS:
HEGEMONIA, CUERPO Y POLITICAS PÚBLICAS
EL CUERPO POLITIZADO Y EL CUERPO COLONIZADOLas experiencias de resistencia que se oponen aun cuerpo colonizado, alienado, dócil al sistema hegemónico y sumiso a los diversos modelos de dominación. Estas y otras formas de resistencia serán analizadas este martes 11 de septiembre, durante la ponencia "UN ESPACIO EN DISPUTA: ENTRE EL CUERPO POLITIZADO Y EL CUERPO COLONIZADO a cargo de Diego Marin, Jesús Alegría y los comentaristas invitados Luz Estrada, Pedro Poma y Juan Rivera Larico, Carlos Espinoza, Adan Villegas entre otros. En el marco de las Conferencias “Hegemonía, Cuerpo y Políticas Públicas”. organizado por YANAVICO CASA TALLER, con la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Del Altiplano. Martes 11 de septiembre en la Casa de la Cultura - Municipalidad Provincial de Puno. Hora: 5:00 pm
Las fronteras que se erigen entre lo privado y lo público son contundentes e infranqueables, ¿o no? ¿El cuerpo, la posesión más preciada del sujeto, ya no es de su dominio exclusivo? En la actualidad, la tendencia es que cada vez más las sociedades y los aparatos del Estado gestionan abiertamente la diversidad, regulan la intimidad y postulan al cuerpo como el último de los lugares en los que se condensa lo político. ¿Cuáles son los controles a los que se nos somete y qué expresiones de resistencia se contraponen a estos?
El concepto de identidad ha sido clave en movimientos sociales contemporáneos de carácter reivindicativo, tanto en los feminismos como en las luchas raciales, o las relacionadas con la libertad sexual. La marginación y el agravio común condujeron, en estos casos, a la recuperación de una identidad plural, constructora de un “nosotras/os” que permitiera la identificación de los unos con los otrosLa politización de las existencias sexuales de los cuerpos “ofrece como ventaja el ahuyentar a las diversas orientaciones sexuales de la irrealidad del pensamiento naturista y el determinismo biológico". Lo que hay son identidades culturales que surgen del mercado de consumo, la sexualización, la producción política de cuerpos diferenciados y que están en constante transformación por las relaciones entre cultura, historia y poder. La confrontación entre naturaleza / cultura, biología / destino se ha intensificado en el contexto contemporáneo. la somatizacion constante y las experiencias de resistencia a conducido a una dinámica en continuo proceso de metamorfosis, una suerte de movilidad contingente y transformadora.
Para conocer mejor y entender sus implicancias en el poder económico, académico y político. Te esperamos este martes 11 de septiembre en la Casa de la Cultura - Municipalidad Provincial de Puno. Hora: 5:00 pm
EL CUERPO POLITIZADO Y EL CUERPO COLONIZADOLas experiencias de resistencia que se oponen aun cuerpo colonizado, alienado, dócil al sistema hegemónico y sumiso a los diversos modelos de dominación. Estas y otras formas de resistencia serán analizadas este martes 11 de septiembre, durante la ponencia "UN ESPACIO EN DISPUTA: ENTRE EL CUERPO POLITIZADO Y EL CUERPO COLONIZADO a cargo de Diego Marin, Jesús Alegría y los comentaristas invitados Luz Estrada, Pedro Poma y Juan Rivera Larico, Carlos Espinoza, Adan Villegas entre otros. En el marco de las Conferencias “Hegemonía,
La Bayadera, en versión coreográfica del bailarín estrella Luis Ortigoza, dio inicio este miércoles 18 recién pasado a la Temporada Artística 2012 del Ballet de Santiago, conjunto que dirige la experimentada Marcia Haydée. En esta oportunidad la visita de la kazaja Anna Osadcenko, primera figura del Ballet de Stuttgart, junto a la concepción artística del diseñador y escenógrafo Pablo Núñez, más la participación del juvenil bailarín Emmanuel Vázquez; sin duda imprimieron a la velada un marco de excelencia y belleza sin par.
La Bayadera - Reino de las Sombras
Fotografía: Patricio Melo
La Bayadera, en versión coreográfica del bailarín estrella Luis Ortigoza, dio inicio este miércoles 18 recién pasado a la Temporada Artística 2012 del Ballet de Santiago, conjunto que dirige la experimentada Marcia Haydée. En esta oportunidad la visita de la kazaja Anna Osadcenko, primera figura del Ballet de Stuttgart, junto a la concepción artística del diseñador y escenógrafo Pablo Núñez, más la participación del juvenil bailarín Emmanuel Vázquez; sin duda imprimieron a la velada un marco de excelencia y belleza sin par.
Está claro que la presente partitura musical es una de las más inspiradas que nos legara Ludwig Minkus, el maestro vienés radicado en la Rusia zarista del siglo XIX. Junto a Marius Petipa establece una alianza artística que dará como fruto algunas exitosas producciones que el coreógrafo marsellés propusiera para el Ballet Imperial, siendo quizás “La Bayadera”, la de mayor riqueza y elaboración en términos armónico-musicales que lograra Ludwig Minkus para ballet, generando así, una atmósfera de enorme riqueza e interesantes matices para la dramaturgia bailada concebida por el gran Petipa. De igual forma, en los aspectos coreográficos apreciamos en “La Bayadera” de Marius Petipa, el clímax de su talento creativo el cual equilibra en sincronía total el desarrollo dramatúrgico, junto al divertissement, la conclusión de la trama y la apoteosis final.
De la coreografía:
Ahora bien, hincarle el diente a una obra señalada como perfecta en su estructura y género resulta un tanto arriesgada; pues mucho del original se ha perdido con las repetidas alteraciones y cortes en la partitura legada a estos tiempos, como también, por la ausencia de apuntes de primera fuente. No obstante, Luis Ortigoza incursiona el año 2007 en este título debutando entonces como coreógrafo, para lo cual propone un trabajo de equipo apoyado con músicos, diseñadores, bailarines y otros a modo de aproximarse con mayor fidelidad al original, o al menos, al espíritu de su creador. Es así como la pianista Albena Dobreva, aporta exitosamente desde su trinchera reordenando una partitura que con el tiempo había ido mutando, lo cual producía más de alguna cefalea a los directores de orquesta al momento de reinterpretar la esencia primera de la composición. Pablo Núñez, hace lo propio investigando en cuanto a texturas, colores y usanzas de la época según documentación escrita y pictórica; logrando un resultado de excelencia mayúscula. Luis Ortigoza, respetuoso de la tradición, estilo y legado original, propone una lectura renovada con mayor participación del contingente masculino, creando para ello la danza de los guerreros y la danza de los sacerdotes. Ambas inserciones aciertan en lo coreográfico y lo narrativo; pues mantiene el estilo de la obra sin ser un añadido molesto a la esencia de la concepción que tuviera el genio coreográfico del clasicismo decimonónico. Agiliza el desarrollo de la historia al resumirla sólo a dos actos y cinco escenas, rescatando además un final prácticamente desechado en las producciones occidentales de las últimas décadas. La propuesta de Luis Ortigoza es acertada, respetuosa y cuidada; aportando sin dañar la génesis de la obra.
De los intérpretes:
Anna Osadcenko nos regala una Nikiya limpia, cuidada y pulcra en los aspectos técnicos de su danzar, pero algo difuso en lo estrictamente interpretativo. A momentos apropiada del rol y en otros abandonada a lo meramente técnico. Poseedora de una hermosa línea y pies pocas veces vistos por estas latitudes; creemos que no entregó en escena todo el potencial que esta artista pudiera dar. Quizás esta, su primera incursión en el rol, no le permitieron desenvolverse con total libertad y fluidez, encontrando su mayor logro en el Solo de la escena tercera (Acto I), cuyo lamento danzado a los sones del cello, dejan entrever a una incipiente actriz atrapada por la exigencia técnica. Luis Ortigoza (Solor), se desenvuelve con naturalidad en un rol que le es propicio, demuestra madurez en lo interpretativo manteniendo un buen ritmo para la resolución de toda transición en el drama danzado más allá de la pirotecnia excelsa. Andreza Randisek compone una Gamzatti sólida de principio a fin en términos técnicos e interpretativos. Su danza exenta de vacilaciones y quiebres se ve enriquecida por pequeños matices bien resueltos en cuanto a dinámica y velocidad unida a la plástica, aspecto que es propio de esta artista. Emmanuel Vázquez, responsable de encarnar al ídolo de oro, logra la excelencia desde todo punto de vista. Técnicamente brillante, sólido, seguro, bello en su línea, resuelto musicalmente vive el rol, luciendo absolutamente como una verdadera deidad. Emmanuel Vázquez cautiva por su sola presencia en escena, cualidad necesaria para brillar en el concierto internacional de la danza, lugar que sin duda creemos le está asignado a este joven baluarte del Ballet de Santiago. Esdras Hernández imprime al rol del Fakir líder un sello bastante particular desde la corporalidad, resultando convincente y veraz la composición de su personaje. Patricio Melo (Gran Brahmin) sólido en su personaje, asume el peso que le cabe en la historia manteniendo la fuerza y carácter. El Gran Rajá personificado por Jaime Pinto, se impone con fuerza y autoridad en escena, al igual que la Aya de Loreto Reategui. Dos artistas cuyos roles en carácter aciertan para el desarrollo y evolución de la historia. Sin duda la madurez y experiencia adquirida por ambos artista
La Bayadera, en versión coreográfica del bailarín estrella Luis Ortigoza, dio inicio este miércoles 18 recién pasado a la Temporada Artística 2012 del Ballet de Santiago, conjunto que dirige la experimentada Marcia Haydée. En esta oportunidad la visita de la kazaja Anna Osadcenko, primera figura del Ballet de Stuttgart, junto a la concepción artística del diseñador y escenógrafo Pablo Núñez, más la participación del juvenil bailarín Emmanuel Vázquez; sin duda imprimieron a la velada un marco de excelencia y belleza sin par.
Está claro que la presente partitura musical es una de las más inspiradas que nos legara Ludwig Minkus, el maestro vienés radicado en la Rusia zarista del siglo XIX. Junto a Marius Petipa establece una alianza artística que dará como fruto algunas exitosas producciones que el coreógrafo marsellés propusiera para el Ballet Imperial, siendo quizás “La Bayadera”, la de mayor riqueza y elaboración en términos armónico-musicales que lograra Ludwig Minkus para ballet, generando así, una atmósfera de enorme riqueza e interesantes matices para la dramaturgia bailada concebida por el gran Petipa. De igual forma, en los aspectos coreográficos apreciamos en “La Bayadera” de Marius Petipa, el clímax de su talento creativo el cual equilibra en sincronía total el desarrollo dramatúrgico, junto al divertissement, la conclusión de la trama y la apoteosis final.
De la coreografía:
Ahora bien, hincarle el diente a una obra señalada como perfecta en su estructura y género resulta un tanto arriesgada; pues mucho del original se ha perdido con las repetidas alteraciones y cortes en la partitura legada a estos tiempos, como también, por la ausencia de apuntes de primera fuente. No obstante, Luis Ortigoza incursiona el año 2007 en este título debutando entonces como coreógrafo, para lo cual propone un trabajo de equipo apoyado con músicos, diseñadores, bailarines y otros a modo de aproximarse con mayor fidelidad al original, o al menos, al espíritu de su creador. Es así como la pianista Albena Dobreva, aporta exitosamente desde su trinchera reordenando una partitura que con el tiempo había ido mutando, lo cual producía más de alguna cefalea a los directores de orquesta al momento de reinterpretar la esencia primera de la composición. Pablo Núñez, hace lo propio investigando en cuanto a texturas, colores y usanzas de la época según documentación escrita y pictórica; logrando un resultado de excelencia mayúscula. Luis Ortigoza, respetuoso de la tradición, estilo y legado original, propone una lectura renovada con mayor participación del contingente masculino, creando para ello la danza de los guerreros y la danza de los sacerdotes. Ambas inserciones aciertan en lo coreográfico y lo narrativo; pues mantiene el estilo de la obra sin ser un añadido molesto a la esencia de la concepción que tuviera el genio coreográfico del clasicismo decimonónico. Agiliza el desarrollo de la historia al resumirla sólo a dos actos y cinco escenas, rescatando además un final prácticamente desechado en las producciones occidentales de las últimas décadas. La propuesta de Luis Ortigoza es acertada, respetuosa y cuidada; aportando sin dañar la génesis de la obra.
De los intérpretes:
Anna Osadcenko nos regala una Nikiya limpia, cuidada y pulcra en los aspectos técnicos de su danzar, pero algo difuso en lo estrictamen
La Bayadera, en versión coreográfica del bailarín estrella Luis Ortigoza, dio inicio este miércoles 18 recién pasado a la Temporada Artística 2012 del Ballet de Santiago, conjunto que dirige la experimentada Marcia Haydée. En esta oportunidad la visita de la kazaja Anna Osadcenko, primera figura del Ballet de Stuttgart, junto a la concepción artística del diseñador y escenógrafo Pablo Núñez, más la participación del juvenil bailarín Emmanuel Vázquez; sin duda imprimieron a la velada un marco de excelencia y belleza sin par.
Está claro que la presente partitura musical es una de las más inspiradas que nos legara Ludwig Minkus, el maestro vienés radicado en la Rusia zarista del siglo XIX. Junto a Marius Petipa establece una alianza artística que dará como fruto algunas exitosas producciones que el coreógrafo marsellés propusiera para el Ballet Imperial, siendo quizás “La Bayadera”, la de mayor riqueza y elaboración en términos armónico-musicales que lograra Ludwig Minkus para ballet, generando así, una atmósfera de enorme riqueza e interesantes matices para la dramaturgia bailada concebida por el gran Petipa. De igual forma, en los aspectos coreográficos apreciamos en “La Bayadera” de Marius Petipa, el clímax de su talento creativo el cual equilibra en sincronía total el desarrollo dramatúrgico, junto al divertissement, la conclusión de la trama y la apoteosis final.
De la coreografía:
Ahora bien, hincarle el diente a una obra señalada como perfecta en su estructura y género resulta un tanto arriesgada; pues mucho del original se ha perdido con las repetidas alteraciones y cortes en la partitura legada a estos tiempos, como también, por la ausencia de apuntes de primera fuente. No obstante, Luis Ortigoza incursiona el año 2007 en este título debutando entonces como coreógrafo, para lo cual propone un trabajo de equipo apoyado con músicos, diseñadores, bailarines y otros a modo de aproximarse con mayor fidelidad al original, o al menos, al espíritu de su creador. Es así como la pianista Albena Dobreva, aporta exitosamente desde su trinchera reordenando una partitura que con el tiempo había ido mutando, lo cual producía más de alguna cefalea a los directores de orquesta al momento de reinterpretar la esencia primera de la composición. Pablo Núñez, hace lo propio investigando en cuanto a texturas, colores y usanzas de la época según documentación escrita y pictórica; logrando un resultado de excelencia mayúscula. Luis Ortigoza, respetuoso de la tradición, estilo y legado original, propone una lectura renovada con mayor participación del contingente masculino, creando para ello la danza de los guerreros y la danza de los sacerdotes. Ambas inserciones aciertan en lo coreográfico y lo narrativo; pues mantiene el estilo de la obra sin ser un añadido molesto a la esencia de la concepción que tuviera el genio coreográfico del clasicismo decimonónico. Agiliza el desarrollo de la historia al resumirla sólo a dos actos y cinco escenas, rescatando además un final prácticamente desechado en las producciones occidentales de las últimas décadas. La propuesta de Luis Ortigoza es acertada, respetuosa y cuidada; aportando sin dañar la génesis de la obra.
De los intérpretes:
Anna Osadcenko nos regala una Nikiya limpia, cuidada y pulcra en los aspectos técnicos de su danzar, pero algo difuso en lo estrictamente interpretativo. A momentos apropiada del rol y en otros abandonada a lo meramente técnico. Poseedora de una hermosa línea y pies pocas veces vistos por estas latitudes; creemos que no entregó en escena todo el potencial que esta artista pudiera dar. Quizás esta, su primera incursión en el rol, no le permitieron desenvolverse con total libertad y fluidez, encontrando su mayor logro en el Solo de la escena tercera (Acto I), cuyo lamento danzado a los sones del cello, dejan entrever a una incipiente actriz atrapada por la exigencia técnica. Luis Ortigoza (Solor), se desenvuelve con naturalidad en un rol que le es propicio, demuestra madurez en lo interpretativo manteniendo un buen ritmo para la resolución de toda transición en el drama danzado más allá de la pirotecnia excelsa. Andreza Randisek compone una Gamzatti sólida de principio a fin en términos técnicos e interpretativos. Su danza exenta de vacilaciones y quiebres se ve enriquecida por pequeños matices bien resueltos en cuanto a dinámica y velocidad unida a la plástica, aspecto que es propio de esta artista. Emmanuel Vázquez, responsable de encarnar al ídolo de oro, logra la excelencia desde todo punto de vista. Técnicamente brillante, sólido, seguro, bello en su línea, resuelto musicalmente vive el rol, luciendo absolutamente como una verdadera deidad. Emmanuel Vázquez cautiva por su sola presencia en escena, cualidad necesaria para brillar en el concierto internacional de la danza, lugar que sin duda creemos le está asign
La Bayadera, en versión coreográfica del bailarín estrella Luis Ortigoza, dio inicio este miércoles 18 recién pasado a la Temporada Artística 2012 del Ballet de Santiago, conjunto que dirige la experimentada Marcia Haydée. En esta oportunidad la visita de la kazaja Anna Osadcenko, primera figura del Ballet de Stuttgart, junto a la concepción artística del diseñador y escenógrafo Pablo Núñez, más la participación del juvenil bailarín Emmanuel Vázquez; sin duda imprimieron a la velada un marco de excelencia y belleza sin par.
Está claro que la presente partitura musical es una de las más inspiradas que nos legara Ludwig Minkus, el maestro vienés radicado en la Rusia zarista del siglo XIX. Junto a Marius Petipa establece una alianza artística que dará como fruto algunas exitosas producciones que el coreógrafo marsellés propusiera para el Ballet Imperial, siendo quizás “La Bayadera”, la de mayor riqueza y elaboración en términos armónico-musicales que lograra Ludwig Minkus para ballet, generando así, una atmósfera de enorme riqueza e interesantes matices para la dramaturgia bailada concebida por el gran Petipa. De igual forma, en los aspectos coreográficos apreciamos en “La Bayadera” de Marius Petipa, el clímax de su talento creativo el cual equilibra en sincronía total el desarrollo dramatúrgico, junto al divertissement, la conclusión de la trama y la apoteosis final.
De la coreografía:
Ahora bien, hincarle el diente a una obra señalada como perfecta en su estructura y género resulta un tanto arriesgada; pues mucho del original se ha perdido con las repetidas alteraciones y cortes en la partitura legada a estos tiempos, como también, por la ausencia de apuntes de primera fuente. No obstante, Luis Ortigoza incursiona el año 2007 en este título debutando entonces como coreógrafo, para lo cual propone un trabajo de equipo apoyado con músicos, diseñadores, bailarines y otros a modo de aproximarse con mayor fidelidad al original, o al menos, al espíritu de su creador. Es así como la pianista Albena Dobreva, aporta exitosamente desde su trinchera reordenando una partitura que con el tiempo había ido mutando, lo cual producía más de alguna cefalea a los directores de orquesta al momento de reinterpretar la esencia primera de la composición. Pablo Núñez, hace lo propio investigando en cuanto a texturas, colores y usanzas de la época según documentación escrita y pictórica; logrando un resultado de excelencia mayúscula. Luis Ortigoza, respetuoso de la tradición, estilo y legado original, propone una lectura renovada con mayor participación del contingente masculino, creando para ello la danza de los guerreros y la danza de los sacerdotes. Ambas inserciones aciertan en lo coreográfico y lo narrativo; pues mantiene el estilo de la obra sin ser un añadido molesto a la esencia de la concepción que tuviera el genio coreográfico del clasicismo decimonónico. Agiliza el desarrollo de la historia al resumirla sólo a dos actos y cinco escenas, rescatando además un final prácticamente desechado en las producciones occidentales de las últimas décadas. La propuesta de Luis Ortigoza es acertada, respetuosa y cuidada; aportando sin dañar la génesis de la obra.
De los intérpretes:
Anna Osadcenko nos regala una Nikiya limpia, cuidada y pulcra en los aspectos técnicos de su danzar, pero algo difuso en lo estrictamente interpretativo. A momentos apropiada del rol y en otros abandonada a lo meramente técnico. Poseedora de una hermosa línea y pies pocas veces vistos por estas latitudes; creemos que no entregó en escena todo el potencial que esta artista pudiera dar. Quizás esta, su primera incursión en el rol, no le permitieron desenvolverse con total libertad y fluidez, encontrando su mayor logro en el Solo de la escena tercera (Acto I), cuyo lamento danzado a los sones del cello, dejan entrever a una incipiente actriz atrapada por la exigencia técnica. Luis Ortigoza (Solor), se desenvuelve con naturalidad en un rol que le es propicio, demuestra madurez en lo interpretativo manteniendo un buen ritmo para la resolución de toda transición en el drama danzado más allá de la pirotecnia excelsa. Andreza Randisek compone una Gamzatti sólida de principio a fin en términos técnicos e interpretativos. Su danza exenta de vacilaciones y quiebres se ve enriquecida por pequeños matices bien resueltos en cuanto a dinámica y velocidad unida a la plástica, aspecto que es propio de esta artista. Emmanuel Vázquez, responsable de encarnar al ídolo de oro, logra la excelencia desde todo punto de vista. Técnicamente brillante, sólido, seguro, bello en su línea, resuelto musicalmente vive el rol, luciendo absolutamente como una verdadera deidad. Emmanuel Vázquez cautiva por su sola presencia en escena, cualidad necesaria para brillar en el concierto internacional de la danza, lugar que sin duda creemos le está asignado a este joven baluarte del Ballet de Santiago. Esdras Hernández imprime al rol del Fakir líder un sello bastante particular desde la corporalidad, resultando convincente y veraz la composición de su personaje. Patricio Melo (Gran Brahmin) sólido en su personaje, asume el peso que le cabe en la historia manteniendo la fuerza y carácter. El Gran Rajá personificado por Jaime Pinto, se impone con fuerza y autoridad en escena, al igual que la Aya de Loreto Reategui. Dos artistas cuyos roles en carácter aciertan para el desarrollo y evolución de la historia. Sin duda la madurez y experiencia adquirida por ambos artistas, les permite abordar cómodamente un rol secundario para darle brillo y credibilidad en escena. Lidia Olmos, Camila Aranda y Dolores Salazar; bailarinas respons
La Bayadera, en versión coreográfica del bailarín estrella Luis Ortigoza, dio inicio este miércoles 18 recién pasado a la Temporada Artística 2012 del Ballet de Santiago, conjunto que dirige la experimentada Marcia Haydée. En esta oportunidad la visita de la kazaja Anna Osadcenko, primera figura del Ballet de Stuttgart, junto a la concepción artística del
La Bayadera, en versión coreográfica del bailarín estrella Luis Ortigoza, dio inicio este miércoles 18 recién pasado a la Temporada Artística 2012 del Ballet de Santiago, conjunto que dirige la experimentada Marcia Haydée. En esta oportunidad la visita de la kazaja Anna Osadcenko, primera figura del Ballet de Stuttgart, junto a la concepción artística del diseñador y escenógrafo Pablo Núñez, más la participación del juvenil bailarín Emmanuel Vázquez; sin duda imprimieron a la velada un marco de excelencia y belleza sin par.
Está claro que la presente partitura musical es una de las más inspiradas que nos legara Ludwig Minkus, el maestro vienés radicado en la Rusia zarista del siglo XIX. Junto a Marius Petipa establece una alianza artística que dará como fruto algunas exitosas producciones que el coreógrafo marsellés propusiera para el Ballet Imperial, siendo quizás “La Bayadera”, la de mayor riqueza y elaboración en términos armónico-musicales que lograra Ludwig Minkus para ballet, generando así, una atmósfera de enorme riqueza e interesantes matices para la dramaturgia bailada concebida por el gran Petipa. De igual forma, en los aspectos coreográficos apreciamos en “La Bayadera” de Marius Petipa, el clímax de su talento creativo el cual equilibra en sincronía total el desarrollo dramatúrgico, junto al divertissement, la conclusión de la trama y la apoteosis final.
De la coreografía:
Ahora bien, hincarle el diente a una obra señalada como perfecta en su estructura y género resulta un tanto arriesgada; pues mucho del original se ha perdido con las repetidas alteraciones y cortes en la partitura legada a estos tiempos, como también, por la ausencia de apuntes de primera fuente. No obstante, Luis Ortigoza incursiona el año 2007 en este título debutando entonces como coreógrafo, para lo cual propone un trabajo de equipo apoyado con músicos, diseñadores, bailarines y otros a modo de aproximarse con mayor fidelidad al original, o al menos, al espíritu de su creador. Es así como la pianista Albena Dobreva, aporta exitosamente desde su trinchera reordenando una partitura que con el tiempo había ido mutando, lo cual producía más de alguna cefalea a los directores de orquesta al momento de reinterpretar la esencia primera de la composición. Pablo Núñez, hace lo propio investigando en cuanto a texturas, colores y usanzas de la época según documentación escrita y pictórica; logrando un resultado de excelencia mayúscula. Luis Ortigoza, respetuoso de la tradición, estilo y legado original, propone una lectura renovada con mayor participación del contingente masculino, creando para ello la danza de los guerreros y la danza de los sacerdotes. Ambas inserciones aciertan en lo coreográfico y lo narrativo; pues mantiene el estilo de la obra sin ser un añadido molesto a la esencia de la concepción que tuviera el genio coreográfico del clasicismo decimonónico. Agiliza el desarrollo de la historia al resumirla sólo a dos actos y cinco escenas, rescatando además un final prácticamente desechado en las producciones occidentales de las últimas décadas. La propuesta de Luis Ortigoza es acertada, respetuosa y cuidada; aportando sin dañar la génesis de la obra.
De los intérpretes:
Anna Osadcenko nos regala una Nikiya limpia, cuidada y pulcra en los aspectos técnicos de su danzar, pero algo difuso en lo estrictamente interpretativo. A momentos apropiada del rol y en otros abandonada a lo meramente técnico. Poseedora de una hermosa línea y pies pocas veces vistos por estas latitudes; creemos que no entregó en escena todo el potencial que esta artista pudiera dar. Quizás esta, su primera incursión en el rol, no le permitieron desenvolverse con total libertad y fluidez, encontrando su mayor logro en el Solo de la escena tercera (Acto I), cuyo lamento danzado a los sones del cello, dejan entrever a una incipiente actriz atrapada por la exigencia técnica. Luis Ortigoza (Solor), se desenvuelve con naturalidad en un rol que le es propicio, demuestra madurez en lo interpretativo manteniendo un buen ritmo para la resolución de toda transición en el drama danzado más allá de la pirotecnia excelsa. Andreza Randisek compone una Gamzatti sólida de principio a fin en términos técnicos e interpretativos. Su danza exenta de vacilaciones y quiebres se ve enriquecida por pequeños matices bien resueltos en cuanto a dinámica y velocidad unida a la plástica, aspecto que es propio de esta artista. Emmanuel Vázquez, responsable de encarnar al ídolo de oro, logra la excelencia desde todo punto de vista. Técnicamente brillante, sólido, seguro, bello en su línea, resuelto musicalmente vive el rol, luciendo absolutamente como una verdadera deidad. Emmanuel Vázquez cautiva por su sola presencia en escena, cualidad necesaria para brillar en el concierto internacional de la danza, lugar que sin duda creemos le está asignado a este joven baluarte del Ballet de Santiago. Esdras Hernández imprime al rol del Fakir líder un sello bastante particular desde la corporalidad, resultando convincente y veraz la composición de su personaje. Patricio Melo (Gran Brahmin) sólido en su personaje, asume el peso que le cabe en la historia manteniendo la fuerza y carácter. El Gran Rajá personificado por Jaime Pinto, se impone con fuerza y autoridad en escena, al igual que la Aya de Loreto Reategui. Dos artistas cuyos roles en carácter aciertan para el desarrollo y evolución de l
La Bayadera, en versión coreográfica del bailarín estrella Luis Ortigoza, dio inicio este miércoles 18 recién pasado a la Temporada Artística 2012 del Ballet de Santiago, conjunto que dirige la experimentada Marcia Haydée. En esta oportunidad la visita de la kazaja Anna Osadcenko, primera figura del Ballet de Stuttgart, junto a la concepción artística del diseñador y escenógrafo Pablo Núñez, más la participación del juvenil bailarín Emmanuel Vázquez; sin duda imprimieron a la velada un marco de excelencia y belleza sin par.
Está claro que la presente partitura musical es una de las más inspiradas que nos legara Ludwig Minkus, el maestro vienés radicado en la Rusia zarista del siglo XIX. Junto a Marius Petipa establece una alianza artística que dará como fruto algunas exitosas producciones que el coreógrafo marsellés propusiera para el Ballet Imperial, siendo quizás “La Bayadera”, la de mayor riqueza y elaboración en términos armónico-musicales que lograra Ludwig Minkus para ballet, generando así, una atmósfera de enorme riqueza e interesantes matices para la dramaturgia bailada concebida por el gran Petipa. De igual forma, en los aspectos coreográficos apreciamos en “La Bayadera” de Marius Petipa, el clímax de su talento creativo el cual equilibra en sincronía total el desarrollo dramatúrgico, junto al divertissement, la conclusión de la trama y la apoteosis final.
De la coreografía:
Ahora bien, hincarle el diente a una obra señalada como perfecta en su estructura y género resulta un tanto arriesgada; pues mucho del original se ha perdido con las repetidas alteraciones y cortes en la partitura legada a estos tiempos, como también, por la ausencia de apuntes de primera fuente. No obstante, Luis Ortigoza incursiona el año 2007 en este título debutando entonces como coreógrafo, para lo cual propone un trabajo de equipo apoyado con músicos, diseñadores, bailarines y otros a modo de aproximarse con mayor fidelidad al original, o al menos, al espíritu de su creador. Es así como la pianista Albena Dobreva, aporta exitosamente desde su trinchera reordenando una partitura que con el tiempo había ido mutando, lo cual producía más de alguna cefalea a los directores de orquesta al momento de reinterpretar la esencia primera de la composición. Pablo Núñez, hace lo propio investigando en cuanto a texturas, colores y usanzas de la época según documentación escrita y pictórica; logrando un resultado de excelencia mayúscula. Luis Ortigoza, respetuoso de la tradición, estilo y legado original, propone una lectura renovada con mayor participación del contingente masculino, creando para ello la danza de los guerreros y la danza de los sacerdotes. Ambas inserciones aciertan en lo coreográfico y lo narrativo; pues mantiene el estilo de la obra sin ser un añadido molesto a la esencia de la concepción que tuviera el genio coreográfico del clasicismo decimonónico. Agiliza el desarrollo de la historia al resumirla sólo a dos actos y cinco escenas, rescatando además un final prácticamente desechado en las producciones occidentales de las últimas décadas. La propuesta de Luis Ortigoza es acertada, respetuosa y cuidada; aportando sin dañar la génesis de la obra.
De los intérpretes:
Anna Osadcenko nos regala una Nikiya limpia, cuidada y pulcra en los aspectos técnicos de su danzar, pero algo difuso en lo estrictamente interpretativo. A momentos apropiada del rol y en otros abandonada a lo meramente técnico. Poseedora de una hermosa línea y pies pocas veces vistos por estas latitudes; creemos que no entregó en escena todo el potencial que esta artista pudiera dar. Quizás esta, su primera incursión en el rol, no le permitieron desenvolverse con total libertad y fluidez, encontrando su mayor logro en el Solo de la escena tercera (Acto I), cuyo lamento danzado a los sones del cello, dejan entrever a una incipiente actriz atrapada por la exigencia técnica. Luis Ortigoza (Solor), se desenvuelve con naturalidad en un rol que le es propicio, demuestra madurez en lo interpretativo manteniendo un buen ritmo para la resolución de toda transición en el drama danzado más allá de la pirotecnia excelsa. Andreza Randisek compone una Gamzatti sólida de principio a fin en términos técnicos e interpretativos. Su danza exenta de vacilaciones y quiebres se ve enriquecida por pequeños matices bien resueltos en cuanto a dinámica y velocidad unida a la plástica, aspecto que es propio de esta artista. Emmanuel Vázquez, responsable de encarnar al ídolo de oro, logra la excelencia desde todo punto de vista. Técnicamente brillante, sólido, seguro, bello en su línea, resuelto musicalmente vive el rol, luciendo absolutamente como una verdadera deidad. Emmanuel Vázquez cautiva por su sola presencia en escena, cualidad necesaria para brillar en el concierto internacional de la danza, lugar que sin duda creemos le está asign
La Bayadera, en versión coreográfica del bailarín estrella Luis Ortigoza, dio inicio este miércoles 18 recién pasado a la Temporada Artística 2012 del Ballet de Santiago, conjunto que dirige la experimentada Marcia Haydée. En esta oportunidad la visita de la kazaja Anna Osadcenko, primera figura del Ballet de Stuttgart, junto a la concepción artística del diseñador y escenógrafo Pablo Núñez, más la participación del juvenil bailarín Emmanuel Vázquez; sin duda imprimieron a la velada un marco de excelencia y belleza sin par.
Está claro que la presente partitura musical es una de las más inspiradas que nos legara Ludwig Minkus, el maestro vienés radicado en la Rusia zarista del siglo XIX. Junto a Marius Petipa establece una alianza artística que dará como fruto algunas exitosas producciones que el coreógrafo marsellés propusiera para el Ballet Imperial, siendo quizás “La Bayadera”, la de mayor riqueza y elaboración en términos armónico-musicales que lograra Ludwig Minkus para ballet, generando así, una atmósfera de enorme riqueza e interesantes matices para la dramaturgia bailada concebida por el gran Petipa. De igual forma, en los aspectos coreográficos apreciamos en “
La Bayadera, en versión coreográfica del bailarín estrella Luis Ortigoza, dio inicio este miércoles 18 recién pasado a la Temporada Artística 2012 del Ballet de Santiago, conjunto que dirige la experimentada Marcia Haydée. En esta oportunidad la visita de la kazaja Anna Osadcenko, primera figura del Ballet de Stuttgart, junto a la concepción artística del diseñador y escenógrafo Pablo Núñez, más la participación del juvenil bailarín Emmanuel Vázquez; sin duda imprimieron a la velada un marco de excelencia y belleza sin par.
La Bayadera, en versión coreográfica del bailarín estrella Luis Ortigoza, dio inicio este miércoles 18 recién pasado a la Temporada Artística 2012 del Ballet de Santiago, conjunto que dirige la experimentada Marcia Haydée. En esta oportunidad la visita de la kazaja Anna Osadcenko, primera figura del Ballet de Stuttgart, junto a la concepción artística del diseñador y escenógrafo Pablo Núñez, más la participación del juvenil bailarín Emmanuel Vázquez; sin duda imprimieron a la velada un marco de excelencia y belleza sin par.
Está claro que la presente partitura musical es una de las más inspiradas que nos legara Ludwig Minkus, el maestro vienés radicado en la Rusia zarista del siglo XIX. Junto a Marius Petipa establece una alianza artística que dará como fruto algunas exitosas producciones que el coreógrafo marsellés propusiera para el Ballet Imperial, siendo quizás “La Bayadera”, la de mayor riqueza y elaboración en términos armónico-musicales que lograra Ludwig Minkus para ballet, generando así, una atmósfera de enorme riqueza e interesantes matices para la dramaturgia bailada concebida por el gran Petipa. De igual forma, en los aspectos coreográficos apreciamos en “La Bayadera” de Marius Petipa, el clímax de su talento creativo el cual equilibra en sincronía total el desarrollo dramatúrgico, junto al divertissement, la conclusión de la trama y la apoteosis final.
De la coreografía:
Ahora bien, hincarle el diente a una obra señalada como perfecta en su estructura y género resulta un tanto arriesgada; pues mucho del original se ha perdido con las repetidas alteraciones y cortes en la partitura legada a estos tiempos, como también, por la ausencia de apuntes de primera fuente. No obstante, Luis Ortigoza incursiona el año 2007 en este título debutando entonces como coreógrafo, para lo cual propone un trabajo de equipo apoyado con músicos, diseñadores, bailarines y otros a modo de aproximarse con mayor fidelidad al original, o al menos, al espíritu de su creador. Es así como la pianista Albena Dobreva, aporta exitosamente desde su trinchera reordenando una partitura que con el tiempo había ido mutando, lo cual producía más de alguna cefalea a los directores de orquesta al momento de reinterpretar la esencia primera de la composición. Pablo Núñez, hace lo propio investigando en cuanto a texturas, colores y usanzas de la época según documentación escrita y pictórica; logrando un resultado de excelencia mayúscula. Luis Ortigoza, respetuoso de la tradición, estilo y legado original, propone una lectura renovada con mayor participación del contingente masculino, creando para ello la danza de los guerreros y la danza de los sacerdotes. Ambas inserciones aciertan en lo coreográfico y lo narrativo; pues mantiene el estilo de la obra sin ser un añadido molesto a la esencia de la concepción que tuviera el genio coreográfico del clasicismo decimonónico. Agiliza el desarrollo de la historia al resumirla sólo a dos actos y cinco escenas, rescatando además un final prácticamente desechado en las producciones occidentales de las últimas décadas. La propuesta de Luis Ortigoza es acertada, respetuosa y cuidada; aportando sin dañar la génesis de la obra.
De los intérpretes:
Anna Osadcenko nos regala una Nikiya limpia, cuidada y pulcra en los aspectos técnicos de su danzar, pero algo difuso en lo estrictamente interpretativo. A momentos apropiada del rol y en otros abandonada a lo meramente técnico. Poseedora de una hermosa línea y pies pocas veces vistos por estas latitudes; creemos que no entregó en escena todo el potencial que esta artista pudiera dar. Quizás esta, su primera incursión en el rol, no le permitieron desenvolverse con total libertad y fluidez, encontrando su mayor logro en el Solo de la escena tercera (Acto I), cuyo lamento danzado a los sones del cello, dejan entrever a una incipiente actriz atrapada por la exigencia técnica. Luis Ortigoza (Solor), se desenvuelve con naturalidad en un rol que le es propicio, demuestra madurez en lo interpretativo manteniendo un buen ritmo para la resolución de toda transición en el drama danzado más allá de la pirotecnia excelsa. Andreza Randisek compone una Gamzatti sólida de principio a fin en términos técnicos e interpretativos. Su danza exenta de vacilaciones y quiebres se ve enriquecida por pequeños matices bien resueltos en cuanto a dinámica y velocidad unida a la plástica, aspecto que es propio de esta artista. Emmanuel Vázquez, responsable de encarnar al ídolo de oro, logra la excelencia desde todo punto de vista. Técnicamente brillante, sólido, seguro, bello en su línea, resuelto musicalmente vive el rol, luciendo absolutamente como una verdadera deidad. Emmanuel Vázquez cautiva por su sola presencia en escena, cualidad necesaria para brillar en el concierto internacional de la danza, lugar que sin duda creemos le está asignado a este joven baluarte del Ballet de Santiago. Esdras Hernández imprime al rol del Fakir líder un sello bastante particular desde la corporalidad, resultando convincente y veraz la composición de su personaje. Patricio Melo (Gran Brahmin) sólido en su personaje, asume el peso que le cabe en la historia manteniendo la fuerza y carácter. El Gran Rajá personificado por Jaime Pinto, se impone con fuerza y autoridad en escena, al igual que la Aya de Loreto Reategui. Dos artistas cuyos roles en carácter aciertan para el desarrollo y evolución de la historia. Sin duda la madurez y experiencia adquirida por ambos artistas, les permite abordar cómodamente un rol secundario para darle brillo y credibilidad en escena. Lidia Olmos, Camila Aranda y Dolores Salazar; bailarinas responsables de las variaciones solistas en el Acto II - Reino de las Sombras -, cumplen correctamente sus roles asignados, siendo Dolores Salazar quien llama la atención por su seguridad y solidez en la tercera variación. El cuerpo de baile femenino responde con excelencia a la exigente Entrée del Reino de la Sombras, demostrando que la compañía se encuentra en un buen nivel técnico. No obstante, debe atenderse (maestros de baile y ensayistas) a pequeños grandes detalles en la fluidez del torso y brazos, como también a la fuerza necesaria para concluir la línea final del pie. El contingente masculino hace lo propio a través de las danzas compuestas por Luis Ortigoza para su lucimiento. Vemos un cuerpo de baile comprometido y resuelto con la exigencia técnica más el compromiso actoral.
De la escenografía, vestuario e iluminación
Pablo Núñez sorprende gratamente por la fineza, elegancia y sutileza de sus escenografías. Por tiempo hemos visto sus puestas en escena para óperas y ballets e