…en nuestras sociedades en movimiento los retrasos procuran a veces un avance.
Jean Paul Sartre, Les Mots, 1964
El bambú es una planta misteriosa y esquiva que ha tenido desconcertados a los taxonomistas que intentaron encuadrarla dentro de una clase botánica específica. Durante mucho tiempo el bambú fue considerado una hierba primitiva pero los posteriores análisis de su ADN demostraron que es una hierba muy evolucionada.
Según el imaginario de oriente, la planta de bambú es el símbolo de la paciencia y la perseverancia: una semilla tarda de cinco a siete años en asomar y una vez que brota (nunca antes de ese largo período) en sólo seis semanas puede alcanzar hasta 30 metros de altura. Su aspecto es sumamente frágil y delicado pero sin embargo, por su asombrosa dureza y versatilidad, en muchos países asiáticos se la conoce como "el acero vegetal".
Cito este ejemplo con el objetivo de ilustrar el valor de los procesos de gestación, así como la dependencia y relación directa que existe entre estos, y las posteriores etapas de crecimiento y desarrollo. A veces el tiempo nos apremia, la inmediatez por los resultados y la ansiedad de ver concretarse los proyectos, terminan malogrando cualquier intento de arribo satisfactorio a un fin común.
De acuerdo a las profundas discusiones, entre diversos puntos de vista y planteos a considerar y revisar, que se han generado en el marco del Curso de Docencia y Danza en la Universidad, creo que quizás sea momento de preguntarnos si no es este el reflejo o evidencia de que aun no es tiempo de “brotar” y mucho menos de “florecer”.
Es cierto que los tiempos de maduración colectiva no pueden acelerarse a pura voluntad de unos pocos. Pero también es cierto que, aun así, esos pocos no deben abandonar las acciones que conduzcan a ese necesario crecimiento. No estoy diciendo que haya que permanecer de brazos cruzados y esperar a que se generen las circunstancias espontáneamente. Quizás sea tiempo de ser conscientes de que debemos asumir el compromiso moral de trabajar en forma colectiva e interdisciplinaria, pasando por alto lo que nos separa, para orientar y finalmente consolidar la posibilidad de que la danza ingrese al ámbito académico universitario en el Uruguay.
Somos responsables de generar instancias tendientes a favorecer las condiciones para el nacimiento de esta carrera, tenemos por delante la misión de regar y enriquecer el terreno para que esa semilla, que se plantó con el Plan Piloto hace mas de 5 años, pueda brotar y crecer, fuerte y resistente como una planta de bambú.
Lic. Analía Fontán
Comunicadora, docente, artista, investigadora.
(Fragmento del trabajo final y evaluación del curso, solicitado por el Lic. Diego Carrera y Elisa Perez,
organizadores del Curso de Docencia y Danza en la Universidad, UDELAR. Dic. 2009)
